Se discute actualmente en el Congreso, una ley para responsabilizar más a los colegios en el manejo de lo que se conoce como matoneo o ‘bullying’ en inglés.
El fenómeno que sufren miles de niños principalmente en sus lugares de estudio, donde son victimizados, atacados y ridiculizados con todo tipo de violencia, tanto psicológica como física por parte de sus compañeros, ha causado muertos ya en sociedades como la de Canadá, Estados Unidos y lamentablemente, también aquí en Colombia.
El proyecto para tratar de ponerle diques a tan devastadora tendencia, debe generar una discusión profunda sobre lo que les sucede a las comunidades hoy en día, comenzando por la familia. Y en aras de esa discusión, se puede comenzar, dados los hechos, por analizar si la propuesta que se discute en la actualidad en el Capitolio es suficiente.
Es que hay quienes opinan, que depositarle el problema entero a los colegios no es justo y menos aún, suficiente para solucionar el matoneo. Quienes así piensan, consideran también que por el ‘bullying’ deberían responder igualmente los padres de los hijos que lo protagonizan.
Sí. Lamentablemente, abundan los casos en que los padres y madres de los niños agresores, informados del comportamiento cruel y violento de sus hijos por parte de familiares de las víctimas o los mismos establecimientos educativos, no hacen nada para remediarlo. Es más, algunos, ya sea mediante su comportamiento abusivo en el hogar e incluso conscientemente, hasta llegan a promoverlo.
Así las cosas y de vuelta al proyecto de ley que busca crear el Sistema Nacional de Convivencia Escolar, que sería la institución encargada de “identificar, reportar y realizar el seguimiento a los casos de matoneo y violencia en los colegios”, tal como lo dice el texto propuesto para ser aprobado, sería pertinente estudiar muy en serio la posibilidades de ponerle dientes.
Y esos dientes, sin lugar a dudas, podrían nacer en la responsabilidad de que eventualmente los padres de los agresores respondan también por lo menos con una multa, cuando se compruebe que una vez informados del mal comportamiento de sus hijos, no hayan hecho nada por corregirlos.
El matoneo o ‘bullying’ no solo le está arruinando la niñez a miles de menores en el mundo y particularmente en Colombia. También les está dejando cicatrices psicológicas y hasta físicas de por vida, así como en algunos casos extremos la muerte, razón por la cual todo lo que se haga para combatirlo debe ser apoyado y objeto de seguimiento continuo por parte de la sociedad entera.
